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¿Hacia dónde van las plataformas de streaming?

Llevamos una década presenciando el poder revolucionario del streaming en diferentes industrias y, hoy en día es más claro con ejemplos como Netflix, servicio que permite ver películas y series mediante una conexión a internet que ha evolucionado hasta convertirse no sólo en un servicio con 158 millones de usuarios de paga, sino en un jugador clave en el futuro de la industria del entretenimiento para próximos años.

Netflix se ha transformado en un facilitador para la industria cinematográfica tras convertirse también en productora; cineastas de la talla del mexicano Alfonso Cuarón y Martin Scorsese han atribuido a la empresa la posibilidad de haber realizado películas como ‘Roma’ (2018) y ‘El Irlandés’ (2019), ambas aclamadas por la crítica y con un alcance sin precedentes, precisamente por la proyección alcanzada por esta plataforma. Además, la empresa lidera las nominaciones en los premios Oscar 2020, superando a casas productoras tradicionales.

Tan sólo para esta edición, Netflix se involucró en filmes como ‘Historia de un matrimonio’, ‘El Irlandés’, ‘Los dos Papas’, ‘Klaus’, ‘Perdí mi cuerpo’ y el documental ‘Al filo de la democracia’, obras que suman más de 20 nominaciones a los premios Oscar.

Esta iniciativa de Netflix sentó la pauta para que otras compañías siguieran sus pasos y abrieran sus propios servicios de streaming, como Disney, Amazon y HBO. Asimismo, ha despertado la preocupación de casas productoras que, cada vez más, ven disminuido su alcance en comparación con estos servicios y sus estrategias, las cuales están más encaminadas a producir sus propios contenidos.

Así, el streaming de películas y series ha dado una sacudida a una industria que durante años permaneció cómoda y sin cambios. Lo mismo ocurrió en la industria musical un poco antes. No sólo ha ampliado y facilitado el acceso a la música, tanto para consumidores como para creadores, sino que, en años recientes, parece haber llegado a un acuerdo con los artistas, quienes desde la época de Napster, a finales de los 90, habían denunciado la pérdida de valor monetario por su trabajo.

Spotify, el servicio de música en streaming más popular, cuenta con 248 millones de usuarios activos al mes, lo que lo ubica como el líder en esta área, por encima de los servicios de Apple y Amazon, sin embargo, es la única línea de negocio de Spotify, mientras que sus otros dos competidores cuentan con sólidas vertientes de negocio como el iPhone o Amazon Web Services. 

Otra área que ha quedado un tanto opacada por la popularidad del streaming de video y música, es la de los videojuegos, sin embargo, eso no quiere decir que no tenga un impacto revolucionario. Plataformas de streaming de videojuegos, como Twitch, acumulan datos impresionantes de horas de streaming. En diciembre de 2019, Twitch reportó casi 728 millones de horas de streaming, siendo el líder en una categoría que incluye YouTube Gaming, Facebook Gaming y Mixer, propiedad de Microsoft.

Lo que podemos deducir de estos escenarios es una visible guerra entre los servicios de streaming, sobre todo en video, y en los próximos años veremos una oferta desbordante para el consumidor, algo que podría verse reflejado en los precios de cada servicio. Pero, en la medida que sigan evolucionando, lo más seguro es que veremos la desaparición de algunos, la adquisición de otros por parte de un competidor más fuerte, o la transformación de sus negocios para alinearse a nuevas estrategias que respondan también a regulaciones que puedan desprenderse del contexto.

Para la consultora Deloitte, existen tres factores que definirán el camino que seguirán las plataformas de streaming. Por una parte, está el imparable avance tecnológico que traerá a nosotros mayor ancho de banda y velocidad con la tecnología 5G, pero también funcionalidades basadas en inteligencia artificial más sofisticada, aplicada a las diferentes plataformas.

En segundo lugar está la publicidad personalizada, ya que muchos servicios de streaming se apoyan en los anuncios para reforzar su modelo de negocios, y se verán ante el reto de hacerlos más relevantes para los usuarios, una tarea relativamente simplificada dado que cada vez se cuenta con mayores datos sobre cada uno de los usuarios.

En tercer lugar tenemos los retos y facilidades que presenten los marcos regulatorios, los cuales, según la consultora, podrían hacerse más flexibles a la luz de un boom de dispositivos móviles.

Estos factores podrían desarrollar diferentes escenarios. En uno, las plataformas de streaming podrían crear una especie de supermercado universal donde sólo las más sólidas se apoderen del rol de selección y distribución del mercado de tv y video, e integren en sus procesos todos los escalones de la cadena de valor y, así como un supermercado, concentren toda la oferta de contenido, lo que llevaría a la televisión tradicional a un proceso lento y doloroso de desaparición.

En otro escenario, la consultora prevé que los creadores de contenido se superpongan a las plataformas de streaming, alcanzando acuerdos que acoten la oferta desmedida para privilegiar la calidad del contenido. En este escenario, los creadores tradicionales también logran sobrevivir debido al cambio de mentalidad hacia contenidos sólidos. Lo que haría de las plataformas de streaming proveedores que se enfocan mucho más en la tecnología que en la creación de contenido.

Cualquiera que sea el escenario futuro, queda claro que los jugadores que logren adaptarse mejor a los cambios que destaca Deloitte, serán, sin duda, los ganadores de las diversas guerras de streaming que se libran hoy en día.