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La nostalgia como estrategia de venta.

¿Quién no ha caído en los tentáculos de la nostalgia? Como bien lo denomina el periódico El País en un artículo, donde aborda cómo las marcas utilizan la añoranza de los consumidores para envolverlos.

Las marcas que apuestan por explotar la nostalgia de los compradores saben que existe algo muy sólido detrás: un vínculo emocional que las personas ya establecieron, y sólo es cuestión de remover las fibras adecuadas.

Tan sólo piensa en cuántas veces has visto tu película favorita de la infancia…¿si la encuentras en la televisión la verías de nuevo? Lo más seguro es que sí porque te recuerda a tiempos más simples, a todo un contexto que te hace sentir bien. Además, tendemos a romantizar el pasado, lo vemos todo a través de un cristal más positivo, donde todo parece mejor.

Por ello, la estética retro, los artículos vintage y los productos culturales que marcaron las distintas épocas siempre encuentran un nicho de consumidores ávidos de revivir sus recuerdos y sus momentos felices. Un estudio de 2014, citado en el mismo artículo de El País, destaca la disposición de los consumidores a gastar más cuando se sienten nostálgicos.

La firma de investigación de mercados Euromonitor destaca que la gente es más propensa a pagar por productos y servicios capaces de recrear los sentimientos de seguridad y tranquilidad con los que identifican las épocas pasadas, y este efecto se amplifica sobre todo en tiempos de incertidumbre política y económica.

Así, a pesar de que los avances tecnológicos nos obligan a consumir nuevos servicios y productos, siempre nos sentiremos atraídos a aquellos que apelan a nuestras emociones. 

Por ejemplo, a pesar de que hoy en día la música en streaming está viviendo un momento de consolidación entre el gusto de los consumidores, siempre habrá un segmento que disfruta del renacimiento de los discos en vinilo, les recuerda a cuando los escuchaban en su infancia o juventud; mientras que para aquellos que no les tocó vivirlo en su juventud, disfrutan de la vibra vintage, y los hace diferenciarse de sus contemporáneos que escuchan Spotify.

En este sentido, según detalla un artículo de Merca 2.0, el marketing de la nostalgia impacta en las generaciones más jóvenes atendiendo un deseo de individualidad y originalidad más que con un anhelo del pasado, por eso disfrutan de lo ‘retro’.

No obstante, la astucia de ciertas marcas para explotar la nostalgia y adaptar determinado producto cultural al contexto contemporáneo es motivo de estudio. Uno de estos casos es  Pokémon, un videojuego nacido a finales de los 90, que más tarde se convirtió en serie animada y en un sinfín de productos. Sin embargo, con el paso de los años, el furor cultural que despertó se fue apagando hasta que en 2016 se desarrolló la aplicación Pokémon Go, un videojuego de realidad aumentada basado en geolocalización.

Mediante una herramienta moderna y tecnológica, Niantic, la compañía desarrolladora de Pokémon Go, aprovechó la nostalgia que vivía en todos aquellos que crecieron con los personajes para vender un producto nuevo pero basado en la añoranza. 

El videojuego traspasó al público cautivo y llegó a nuevos consumidores que nunca antes habían tenido contacto con Pokémon. El éxito de esta estrategia se ve reflejado en las 1,000 millones de veces que se ha descargado la app a tres años de su lanzamiento.

Cualquiera que sea la modalidad en la que una marca explote el factor nostalgia, no cabe duda que es un poderoso elemento que, bien ejecutado, puede ayudar a darle un boost a un producto o servicio.