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El cambio climático no puede esperar: ¿Cómo empezar desde hoy a disminuir el impacto que la operación logística tiene en el medio ambiente?

El uso de vehículos impulsados por un tipo de combustibles alternativos, como el biodiesel, hidrógeno o electricidad representan el futuro para la descarbonización de la industria; sin embargo, es un futuro que aún se ve lejano, debido a diferentes factores que interrumpen su implementación masiva. No tenemos tiempo que perder ante el cambio climático, por lo que es fundamental poner en marcha soluciones que ayuden a disminuir el impacto de la actividad logística desde hoy.

El cambio climático es probablemente la mayor crisis a la que nos hemos enfrentado como humanidad. No podemos ser ajenos ante esta problemática, y desde nuestra trinchera debemos contribuir con acciones específicas para disminuir el impacto de nuestras actividades, no solo a nivel personal/cotidiano, sino también a nivel de consumidores y empresarial. 

Según datos de Deloitte, al menos 25% del total de las emisiones contaminantes en el mundo proceden del transporte de mercancías. Y es que, cuando se habla de logística -y particularmente de última milla-, siempre se asocia la actividad a camiones, barcos, vehículos y aviones. El Banco Interamericano de Desarrollo posiciona al transporte de mercancías como uno de los sectores más contaminantes en relación a  las emisiones de CO2 que generan. Entre 1980 y 2018 se estima que aumentaron 6.4 veces. 

Actualmente, según información de la Agencia Internacional de Energía, el transporte por carretera de pasajeros y mercancías representa casi las tres cuartas partes de las emisiones de  CO2 del transporte, mientras que el 25% restante corresponde a las emisiones generadas por los modos aéreo, marítimo y ferroviario -todos utilizados en la cadena de suministro de prácticamente cualquier producto-.  

Tan solo en América Latina y el Caribe, el transporte de carga es responsable de la generación de 141 millones toneladas de CO2 anualmente de los cuales el 96% son producidos por el transporte por carretera, de acuerdo con datos del Foro Internacional del Transporte (ITF, por sus siglas en inglés).

Hoy en día la electromovilidad, y en menor medida el uso de combustibles alternativos como el hidrógeno, se muestra como una de las principales soluciones no solo para la descarbonización de la industria, sino también para la reducción de otro tipo de contaminaciones, como la auditiva, por ejemplo. Aunque la penetración aún no es la más grande, ya existen los recursos tecnológicos e intentos para integrar unidades eléctricas a las flotas de última milla.

Gigantes del comercio electrónico como Mercado libre, por ejemplo, cuentan en México con una flota eléctrica de 165 unidades; marcas de logística consolidadas como Estafeta o DHL Express integraron 9 y 70 unidades eléctricas a su flotilla, respectivamente. En tanto, 99 minutos cuentan con 14 camionetas eléctricas circulando al día de hoy en la Ciudad de México.

Por su parte, el gobierno mexicano en su Programa de Ampliación y Modernización de la Red Nacional de Transmisión y Redes Generales de Distribución del Mercado Eléctrico Mayorista plantea que para el año 2035 -en un escenario más bien conservador- se alcanzaría la integración de poco más de 4 millones de vehículos eléctricos, de los cuales solo el 10.1% serían eléctricos de carga ligeros y 0.01% camiones de carga pesada (que son los más utilizados en logística).

Dado lo anterior, una de las barreras principales para una implementación masiva de este tipo de vehículos se encuentra en la infraestructura eléctrica necesaria para recargarlas, así como los gastos operativos que hoy representan. 

Sí, los esfuerzos son notables y son, sin duda, un paso firme para alcanzar las cero emisiones de carbono en un futuro. Sin embargo, se requiere aplicar acciones inmediatas para iniciar desde ya la disminución de gases contaminantes. 

Para lo anterior, la tecnología se consolida como nuestro mejor aliado. El aporte que realizan la inteligencia artificial y el machine learning para la optimización de rutas permiten no solo hacer más eficiente a la última milla, sino también disminuir el uso de vehículos en calle y la cantidad de combustible que se utiliza. 

Y es que los modelos matemáticos utilizados en las aplicaciones de inteligencia logística permiten considerar factores como el congestionamiento de las calles, los horarios de mayor tránsito, incluso el tráfico ocasionado por semáforos. Con toda esa data recabada, los algoritmos especializados son capaces de brindar las mejores opciones de ruta para hacer más rápidas y eficientes las entregas de la última milla. 

Gracias a este tipo de desarrollos tecnológicos, se puede disminuir hasta en un 10% la flota vehicular que circula en las ciudades y reducir la emisión de contaminantes en un 30% mediante el uso de rutas más óptimas con menor requerimiento de combustible. Las herramientas tecnológicas que hoy tenemos a disposición son el camino más rápido para empezar a aprovechar mejor los recursos desde hoy.

La transición energética es el futuro, de eso no hay duda. Sin embargo con tecnología podemos hacer que las emisiones contaminantes generadas por las actividades propias del ser humano sean controladas. Depende de nosotros hacer algo hoy y no sufrir aún más las consecuencias del cambio climático. Ya no hay tiempo que perder.

*El autor es CEO y founder de SimpliRoute, plataforma de inteligencia logística dedicada a la optimización de rutas para grandes, medianas y pequeñas empresas y servicios.