Nearshoring: ¿el salvador de la economía mexicana?

Transportar productos de un país a otro puede llevar más tiempo y dinero de lo que cualquier empresa pueda imaginar. Y esto se aplica no sólo al traslado de inventarios, también a la gestión de la producción externalizada.

Debido a los acontecimientos ocurridos en los últimos años, sabemos que el mayor importador del mundo ha estado buscando cómo diversificar su cadena de suministro, por eso ha optado por diversas estrategias.

A primera vista, lo que conocemos como deslocalización (offshoring), que consiste en trasladar la producción a destinos lejanos, parece ser una buena forma de reducir costos, pero suele tener repercusiones negativas:

– Largas distancias: incrementos en tiempos de respuesta, soluciones o retrasos en pedidos.

– Diferencias culturales: comportamientos, prácticas, creencias, expresiones y derechos laborales exclusivos de cada país

– Idioma: errores de comunicación e interpretación entre los involucrados.

– Husos horarios: no favorecen la gestión fluida de la cadena de suministro, así como los horarios de atención entre empresa y proveedores.

– Costo de fletes:  el precio de fletes marítimos y aéreos provenientes de Asia han tenido un aumento considerable en los últimos años.

– Tendencia de compras en línea: el mercado actual, principalmente B2C, pide actuar con rapidez en tema de compras y devoluciones.

Por otro lado, el nearshoring es cuando una empresa transfiere parte de su producción a terceros en países geográficamente cercanos y con la capacidad productiva a gran escala. Esto es especialmente relevante en países como México dada su historia como centro industrial y la proximidad con los países de América del Norte.

La implementación de esta estrategia ayuda a las empresas a centrarse en sus actividades principales, permitiendo acceder a capital humano cualificado cerca de su zona geográfica. Al tener mayor cercanía, las empresas prestan más atención a la integración y el desarrollo de sus proveedores; lo que en última instancia mejora la cadena productiva y crea valor para el cliente final.

En pocas palabras, el nearshoring es una práctica que permite a una empresa aplicar las ventajas del offshoring sin alejarse demasiado de casa. Es decir, mudar las fábricas a otro país cercano donde todo sea más barato: el salario de los obreros, los insumos, la electricidad, los combustibles e incluso hasta los impuestos.

Situación actual en México

La tendencia hacia el nearshoring es una estrategia económica de mediano plazo, especialmente cuando hablamos de tratados de libre comercio entre países como México, Estados Unidos y Canadá.

Según la Comisión Mexicana de Comercio Exterior (COMEXI), la proximidad de México a Estados Unidos -junto con su gran base manufacturera, mano de obra experimentada, incentivos gubernamentales y tratados de libre comercio (TLC)- lo convierten en un lugar privilegiado para la inversión extranjera. México comparte 3,152 kilómetros de frontera con Estados Unidos, por lo cual es uno de los países con mayor interés para las inversiones de nearshoring.

De acuerdo a los datos proporcionados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Latinoamérica y El Caribe pueden incrementar sus exportaciones a Estados Unidos. Con un estimado de 78 mil millones de dólares en corto y mediano plazo para la región, México figura con 35 mil 300 millones de dólares mediante la exportación de bienes (45%).

Bank Of America asegura que el nearshoring es una realidad y una oportunidad de por vida para la economía mexicana, que sin dudarlo impulsará al país en 2023. Sin embargo, BofA comentó que es muy probable que la economía mexicana entre en una recesión en 2023 y se librará hasta 2024, debido a que Estados Unidos enfrentará este mismo problema por las altas tasas de interés y apoyo fiscal limitado.

China se ha vuelto una potencia mundial gracias a su reforma en materia fiscal y arancelaria, la cual le permitió incrementar sus parques industriales, desarrollo de talento y energía. Por lo tanto, México necesita aumentar su suministro de energía limpia y confiable, ya que este es un insumo fundamental para las empresas que buscan mudarse.

Teniendo claro esto, a México se le sumarían una serie de retos para poder impulsar su participación en el mercado, dentro de los que destacan: capacitar profesionales para mano de obra calificada, modernizar infraestructura principalmente de estados fronterizos del norte, disponibilidad de naves industriales, solucionar la falta de incentivos fiscales y combatir la inseguridad a la que se enfrentan algunos elementos clave como los transportistas.