Seguridad digital: el rol de las empresas de tecnología en la protección de los datos dentro de la industria logística
Hoy más que nunca, en la era de la inmensidad del internet, valoramos la sensibilidad de la información. La data generada por las empresas, en este sentido, se ha convertido en un activo que debe ser protegido por las compañías tecnológicas que brindan soporte a diferentes industrias. La confidencialidad de los datos de los clientes (especialmente en rubros tan cruciales para el movimiento del mundo, como la logística) es imperativa, y los desarrollos tecnológicos que se hagan en esta línea deben velar exhaustivamente por la seguridad digital, puesto que cualquier interrupción en la operatividad comercial puede causar un problema mucho más grande a nivel cadena.
El mundo ha cambiado a pasos agigantados en muy poco tiempo. Hace apenas unos años era impensable que nuestro hogar tuviera la capacidad de autogestionarse, sin embargo, hoy gracias al denominado IoT (“Internet de las cosas”) esto ya es una realidad, y continúan sorprendiéndonos los desarrollos en esta línea, que son cada vez más afinados y alcanzables.
Lo mismo ocurre a nivel industria. El internet de las cosas, así como también otros desarrollos relevantes a nivel tecnológico, como la Inteligencia Artificial o el big data, han revolucionado la forma en cómo se produce y se genera valor a nivel comercial. Sin embargo, a pesar de los enormes beneficios que representan estas herramientas en la llamada “cuarta revolución industrial” ofrecen riesgos cibernéticos que deben ser controlados y gestionados oportunamente por las empresas que desarrollan soluciones basadas en estos modelos para evitar grandes problemas a nivel mercado.
Sin duda la transformación digital ha beneficiado y potenciado ampliamente a la industria logística a nivel global, permitiéndole responder a tiempo y en buena forma a las demandas operativas generadas en cada contexto, particularmente durante los últimos dos años con la pandemia. Sin embargo, este mismo auge ha posicionado a la industria logística como un blanco atractivo para los delincuentes cibernéticos, quienes, no solo “secuestran” y roban la información, sino que también la comercializan, extorsionan e incluso hasta arman planes para sacar provecho de la información sensible.
Y es que tan solo las grandes empresas de transporte y logística tienen un valor de mercado superior a los 617 millones de dólares de acuerdo con datos de Statista.
Según el reporte más reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) titulado Estado de la ciberseguridad en la logística de América Latina y el Caribe, durante los últimos 5 años se han registrado 30 incidentes de ciberseguridad (de conocimiento público) donde se vieron involucradas organizaciones relacionadas con la cadena logística.
Recordemos el caso de la naviera Maersk que en 2017 sufrió un ataque de ransomware que, además de provocar interrupciones significativas en la cadena de suministro, ocasionó pérdidas de entre 200 y 300 millones de dólares para la compañía.
A futuro, el panorama se ve igual de complejo, e incluso más. Gartner estima que para el año 2025 cerca del 45 % de las organizaciones a nivel mundial habrán experimentado algún ataque en el software en sus cadenas de suministro. La firma consultora afirma que en la medida en que se use una malla de ciberseguridad, es decir, una infraestructura escalable y flexible para mantener la seguridad de IT, se reduciría el impacto financiero de los incidentes individuales de seguridad hasta en un 90%.
Y es que una de las mayores carencias que tienen las empresas hoy en día es que la implementación de tecnologías digitales no se ha desarrollado en conjunto con sus políticas de ciberseguridad respectivas. Por esta razón es vital que las compañías tecnológicas que nos dedicamos a la logística seamos responsables y conscientes de la importancia de crear soluciones no solo altamente funcionales y eficientes, sino que a su vez salvaguarden los datos.
Para lograr lo anterior, es necesario trabajar en conjunto con organismos públicos y privados, y de ésta forma cerrar las brechas de ciberseguridad que nos afectan hoy en día y garantizar la operatividad de las empresas. La protección debe empezar desde la creación misma de la tecnología.
Es imperativa la creación y el desarrollo de softwares éticos y transparentes que protejan los datos sensibles (principalmente datos personales, aquellos que dan cuenta de la operatividad de las empresas y los gobiernos, entre muchos otros). Esta necesidad no es exclusiva para las empresas que se relacionan directamente con clientes, sino que también deberían adoptarse por las empresas B2B (es decir, Business to Business).
¿Qué rol juegan las empresas tecnológicas en este contexto? Somos garantes de la información que nos confían nuestros clientes finales, sean personas naturales, gobiernos u otras empresas. Lo primero que debemos hacer es asumir nuestra responsabilidad, y gestionar la información que se nos entrega y que generamos de manera consciente y ética, creando los parches de seguridad necesarios para que las aplicaciones, inteligencias artificiales y modelos matemáticos que mueven la logística sean más seguros para todos y así esto constituya un paso firme ante la delincuencia cibernética.
¿Cómo desarrollar soluciones tecnológicas cada vez más seguras? Primero, tomando en cuenta el tipo de información que se manejará a través de ellas, así como también los tipos de usuarios a los que estarán dirigidas. También es fundamental conocer las regulaciones y los acuerdos contractuales involucrados.
Como desarrolladores debemos ser sumamente cuidadosos y honestos respecto a nuestras creaciones, por lo que admitir vulnerabilidades y realizar evaluaciones periódicas en busca de amenazas harán de nuestros sistemas soluciones autogestionables y sostenibles en el tiempo.
Aún cuando contemos con sistemas protegidos, esto no significa nada si los usuarios desconocen sus usos y funcionalidades. Por esta razón, es responsabilidad de las empresas tecnológicas también crear plataformas amigables con sus usuarios, que permitan que cualquier persona pueda operarlas sin fricciones.
Entre mejor se conozca un sistema, mayores serán las probabilidades de detectar amenazas y actuar en consecuencia. Por ello el papel que jugamos como desarrolladores es fundamental: al integrar las buenas prácticas de seguridad en nuestras plataformas, dotaremos a la industria no solo de sistemas que impulsen los negocios, sino también garantizamos, en la medida de lo posible, que se encuentren protegidos ante las amenazas del entorno digital.
Queda claro que la seguridad digital es un activo importante para las empresas. Seamos responsables y protejamoslo.
*El autor es CEO y founder de SimpliRoute, plataforma de inteligencia logística dedicada a la optimización de rutas para grandes, medianas y pequeñas empresas y servicios.