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¿Hasta cuándo el efectivo seguirá siendo el rey de los métodos de pago en México?

El comercio electrónico ha impulsado cambios profundos en los hábitos de consumo de los mexicanos, que actualmente realizan compras más inteligentes al priorizar sus necesidades, sin embargo, ante la digitalización de los canales de venta, el uso del efectivo persiste como el medio preferido para realizar una compra.

La diversificación de los métodos de pago está modificando el panorama socioeconómico de América Latina, contribuyendo a que la región se convierta en un semillero para la transformación digital al reducir su dependencia del efectivo. No obstante, la situación en México parece haber tomado un camino distinto.

Aunque podemos afirmar que existe una tendencia creciente entre los consumidores mexicanos por utilizar métodos alternativos de pago, es cierto también que el efectivo sigue empleándose en más del 80% de las transacciones realizadas anualmente en el país, inclusive dentro de las compras por eCommerce (Openpay – AMI).

¿A qué se debe esta resistencia a nuevas alternativas de pago? ¿Puede este escenario traer oportunidades económicas y de negocios para México? Antes de intentar responder estas incógnitas es necesario analizar algunos aspectos que explican por qué el efectivo sigue siendo el rey de los métodos de pago en nuestro país.

La digitalización económica 

Si bien existen diversas razones que nos ayudan a explicar el por qué persiste el uso del efectivo en México, centraremos la atención en la ralentizada digitalización económica que ha diferenciado a nuestro país de otras naciones en América Latina, como Brasil o Chile, en donde incrementaron sus niveles de bancarización con la ayuda de servicios financieros digitales que han democratizado el acceso de millones de personas a las tarjetas de crédito o débito, de acuerdo con un estudio realizado por Mastercard.

Este logro, que ha promovido la inclusión financiera en diversos países de nuestra región, también ha resultado eficaz para impulsar el menor uso del efectivo en las transacciones cotidianas debido a que las personas encuentran mayores facilidades para realizar compras digitales, mientras que acceden a beneficios como los meses sin intereses.

Asimismo, un mayor índice de inclusión financiera permite disminuir la cantidad de negocios que operan en la informalidad, ya que dichos comercios deben registrarse debidamente ante las autoridades para brindar a sus clientes la facilidad de contar con diferentes esquemas de pago.

En contraste, millones de negocios minoristas, emprendimientos y PyMEs mexicanas continúan empleando el efectivo como el principal (o incluso único) método para transaccionar.

Paralelamente, el nivel de bancarización en nuestro país todavía no logra cubrir al 50% de la población, según informa en el INEGI, siendo esta una de nuestras principales vulnerabilidades para reducir el uso de efectivo.

Entonces, ¿es posible hacer de este hecho una oportunidad?

Una capital de desarrollo

México posee un mercado con diversas particularidades que pueden convertirle en una nueva capital para el comercio electrónico al ser un laboratorio de soluciones de valor.

Por ese motivo, y para capitalizar nuestra singular posición es necesario promover un comercio más inclusivo a través del desarrollo tecnológico; y aunque la receta empleada por otros países consistió en aumentar los niveles de bancarización para promover el menor uso del efectivo, no significa que sea la única manera de lograrlo y, de hecho, México necesita generar una receta propia.

En este sentido, es necesario revisar la posibilidad de promover una diversificación de los métodos de pago de una manera segura y sencilla sin recorrer el camino de la bancarización forzosa en una primera instancia, para lo que debemos plantearnos una nueva pregunta: ¿es realmente necesario independizarse el efectivo para impulsar la digitalización económica?

Desde otra perspectiva 

De acuerdo con información proporcionada por la Asociación Mexicana de Venta Online, el segundo mayor motivador de compra entre los mexicanos tiene que ver con la posibilidad de concretar una compra a través de diversos métodos de pago.

En este sentido, para los negocios en México es posible incorporar una plataforma que les permita recibir pagos en diversos esquemas, como son las tarjetas de crédito y débito, además de los más sofisticados CoDi y SPEI, e incluso los puntos de lealtad y tarjetas de vales, sin olvidarnos del propio efectivo.

Para las PyMES y los emprendimientos, este es un primer paso para mejorar su competitividad, ya que les permite incursionar en el comercio electrónico, con lo que se estaría preparando el camino para llevarlos hacia la formalización de sus proyectos.

Más allá de la innovación, esta propuesta consiste en observar el problema desde otra perspectiva para impulsar soluciones hechas a la medida, impulsando con ello una democratización tecnológica que promueva el acceso de los comercios a herramientas que les permitan aceptar de igual manera pagos físicos y electrónicos en sus canales digitales.

Esta es la receta propia con la que se impulsará la digitalización de nuestra economía.

Por supuesto, no es una tarea que se cumpla de la noche a la mañana, pero es una solución que puede exportarse a otras naciones con características similares a la nuestra, reforzando con ello nuestra posición como puerta de entrada a los mercados de América Latina, y consolidando de paso el potencial de México como una potencia regional del comercio electrónico.

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